Pumas
El empate de Pumas ante Chivas es de esos resultados que todo mundo sabe que van a ocurrir, pero nadie quiere que suceda sobre todo porque era importante mantener la inercia ascendente del equipo. Para desgracia de los Pumas, Darío Verón salió en un día tirándole a malo y aunque estuvo errático buena parte del encuentro, tampoco lo vamos a satanizar porque si alguien se ha entregado por la playera azul y oro, ha sido el seleccionado Paraguayo. Robin como siempre, mucha voluntad pero poco peso y eso tampoco es una buena noticia del todo, por la necesidad de consolidar el paso a la liguilla y los tres puntos hubieran sido formidables. Sí, le anularon un buen gol a Bravo pero tampoco podemos echarle la culpa a eso, porque tienes que jugar para generar muchas más jugadas y meterlas. No quiero terminar estas líneas sin unirme a este intento por acabar con la violencia en el fútbol mexicano porque antes de ser aficionados a cualquier equipo, somos personas con familias y con una vida que debemos cuidar para lograr nuestras metas en vez de atacarnos como animales por lo que sucede en un partido de fútbol. Me abstendré de hablar de alguna porra en particular porque todos los equipos tienen su “grupito de choque”, hasta Pumas, que se supone que tendría que ser una afición de gente pensante e inteligente por representar a la Máxima Casa de Estudios del país, tiene a su bola de barbajanes que avientan petardos, objetos y sueltan golpes sin importar que haya niños o mujeres cerca. No debemos permitir que esa bola de frustrados nos quiten el gusto del ir al estadio a ver un partido de nuestros Pumas y conviertan al Estadio Olímpico en el lugar donde desahogan las frustraciones de una vida infeliz y llena fracasos. Podemos hacer chistes del América o del Cruz Azul, podemos decirnos chistes negros o apostar cosas humillantes por el amor a tu equipo pero ya el agarrarse a golpes con un tipo que ni conoces y en tu vida vas a volver a ver es completamente estúpido y más lo es, si se trata de una bronca entre aficionados del mismo equipo. Aquí el trabajo es de todos, de la directiva que debe pensar en mecanismos para credencializar a las porras e identificar a los alborotadores, de la delegación que imponga penas más severas a los que agarren portándose como animales y de los padres de familia que cuando encierren a sus hijos los defienden como si fueran unas blancas palomas. Por Luis Arteaga
Califica a los Jugadores ¡Sigue a DalePumas en Twitter!