Jorge Campos ha entrado en la historia grande del futbol mexicano por todo lo que logró como jugador y lo que generaba en los aficionados. Sin dudas, revolucionó el deporte en nuestro país al tener la rebeldía de animarse a salir de su zona de confort (la portería) para probar suerte como delantero, algo que no hacía para nada mal. Eso lo hizo gigante.

Toda película tiene su inicio: ¿cómo se originó la leyenda del Brody como atacante? En una entrevista con Esto, el oriundo de Acapulco reveló cómo fue que se las arregló para que Miguel Mejía Barón, técnico de Pumas UNAM en su momento, acepte utilizarlo en las dos posiciones.

"Entrené mucho, entrené mucho, entrené mucho. Me preparé para que me diera la oportunidad de jugar de delantero. Era difícil porque no creían tanto en lo que yo estaba haciendo. Era difícil que creyeran que yo jugaba en el equipo de mi “papá” de delantero y de portero, pero todos saben que mi “papá” Miguel Mejía Barón confió mucho en mí", confesó el Inmortal.

Más adelante explicó: "Él se la jugó conmigo. Recuerdo que lo criticaron porque me puso, luego lo criticaron porque me regresó a la portería. ‘¿Quién los entiende?’, le decía yo a Miguel. Y al mejor delantero de Pumas lo regresaron a la portería. Yo busqué esa oportunidad y le pedí la oportunidad de entrenar de delantero y también de jugar. No lo tomó a broma porque me veía jugar en los entrenamientos y en Acapulco".

Jorge Campos tuvo su oportunidad y formó una gran dupla de ataque junto a David Patiño, y además significaba un gran revulsivo en esa zona. Miguel Mejía Barón, sin embargo, lo quería como el portero titular tras la salida de Adolfo Ríos y el Brody, rebelde como pocos, aceptó con una condición: alternar puestos. Y consiguió el sí. En total disputó 246 partidos con la playera de la Universidad y anotó 34 goles, nada mal.