Ni la lluvia los detuvo. ¿Tormenta eléctrica? No es problema para la afición de Pumas UNAM. Tardaron pocos instantes para hacerse notar desde que los equipos salieron a calentar. El grito eufórico para recibir a los suyos y el desprecio generalizado por el rival que vino a invadir su campo sagrado. La gente pidió color, y lo tuvo. Lo primero, Jorge Campos. El carismático emblema del Club Universidad fue aplaudido hasta el cansancio por todos los asistentes cuando ingresó con el trofeo en disputa. Luego, la pirotecnia. El recinto vibró en cuanto la pólvora estalló en el recibimiento.

CU quiere la Concachampions (Imago 7)

CU quiere la Concachampions (Imago 7)

Comenzaron los primeros 90 minutos de una final histórica y, a cada toque de los rivales, los abucheos no faltaron. Seattle Sounders no vino a proponer. Dejaron que Pumas hiciera su juego y durante los primeros 20 no dieron señales de estar en el campo, sino de supervivencia en la capital del país. La primera jugada que arrancó suspiros para los aficionados fue la de Juan Ignacio Dinenno, donde intentó sorprender en un tiro de esquina, pero su intento pasó desviado.

Los pupilos de Andrés Lillini estuvieron cerca de lograrlo. José Rogério hizo una jugada de fantasía en la que se adelantó el balón con un autopase. Pese a no tener el mejor equilibrio, sacó un derechazo que no iba a portería, pero que tocó con la mano derecha del meta Stefan Frei. Hasta este punto, todo lo de peligro tuvo tintes auriazules. La polémica llegó cuando el juez central decidió otorgar la pena máxima sobre Juan Ignacio Dinenno. Diogo de Oliveira recentró de forma magistral una pelota a la entrada del atacante argentino, quien no pudo disparar por la doble falta de la zaga estadounidense.

 

Juan Ignacio Dinenno falló desde los once pasos. Sin embargo, el VAR le dio al argentino una segunda oportunidad por un incidente no visto. En su segundo disparo, fue suficiente cambiar el lado para tirar. Ahora sí, 17 años después, el pueblo azul y oro gritó con furia y desahogó un gol en una final internacional. Aunque los rivales intentaron apagar el fuego que se generó, no fue posible. Tuvo que llegar una lesión para que la gente realmente se preocupara.

Ya en el complemento, sucedió lo mejor que le podía pasar a los felinos. ¿No está Alan Mozo? No es problema. Jesús Rivas se contagió del alma asistidora y le puso un centro como con la mano a Juan Ignacio Dinenno. Ahí, en su especialidad, el argentino no perdonó. El segundo subió al marcador y el Comandante festejó con todo el Pebetero a un costado de la cancha. Casi les aplican el “quita risas”, pero Alfredo Talavera fue el héroe para mantener la portería en ceros.

Tras el segundo tanto, Pumas perdió el control del partido. En una jugada por la banda de la derecha, Sauceda se barrió dentro del área y el balón quedó en sus manos luego de rebotar en su humanidad el árbitro no dudó en señalarlo. Pese a eso, el VAR lo mandó llamar para que viera las repeticiones disponibles, porque había duda desde la camioneta a las afueras del recinto. Aún así mantuvo su decisión. Aunque Alfredo Talavera adivinó la zona, Nicolás Lodeiro no perdonó y descontaron en el electrónico. 

El gol no le gustó a los pupilos de Andrés Lillini, pero le alcanzó a la visita que no hizo más por intentar fular el encuentro. Fueron los Felinos los que, ya en la recta final, intentaron llenar de centros el área visitante, aunque sin mucho éxito para generar peligro. La sonrisa se le borró a todos por un penalti que marcaron en el último minuto. De nueva cuenta el VAR intervino y enfureció al Olímpico Universitario. De nueva cuenta, Nicolás Lodeiro no perdonó y amargó la fiesta en CU. No hubo tiempo para más.