Felipe Mora anotó el gol del triunfo 2-1 de Pumas sobre Chivas, desde pequeño mostró sus cualidades de goleador, pero también dos virtudes, saber guardar silencio, ser humilde y hablar en la cancha. Doña Celinda contó como fueron los comienzos del Pipe en el Club Los Copihues de La Florida, escuela de fútbol, en la cual Mora estuvo entre los 3 y 10 años.

“Lo conozco desde niño, sino es que desde que nació porque desde los tres años se metía a la cancha aunque los demás niños eran más grandes. Era muy tranquilo, reservado, muy humilde y talentoso, siempre bueno con la pelota; él venía a jugar aquí, es una gran persona; me alegro que esté triunfando y ojalá que Dios le dé más. Estoy en contacto con su mamá, con su abuelita", dijo en dialogo con Record.

“Él está pendiente de nosotros. La Navidad pasada se portó muy bien, le trajo pelotas a muchos niños, que quedaron felices, y pelotas buenas que no todos los papás les pueden comprar a los niños”, reveló quien es entrenadora de la escuela. 

"Sus padres lo apoyaron siempre, su papá lo llevaba a todos lados porque él también jugó a la pelota y entendía todo, de hecho al inicio jugábamos en cancha de tierra y Felipe jugó ahí. Deseo que le siga yendo muy bien y que nunca se olvide de sus raíces y su gente, y sé que será así porque lo conozco y es humilde, él no cambia", cerró.

Su debut profesional Chile

Felipe Mora debutó a los 17 años con el Audax Italiano, dirigido en ese entonces por Omar Labruna: “De él tengo los mejores recuerdos. Yo lo llevé a entrenar al plantel profesional del Audax Italianoa los 16 años y un año después se ganó un lugar y debutó. Siempre demostró su profesionalismo y lo goleador que era".

"Siempre fue muy humilde y muy callado, pero los jugadores callados incluso en el vestidor, hablan mucho en el campo de juego y él lo hacía. Humilde y calladito, pero en la cancha con mucha personalidad siempre, y seguramente en México lo sigue haciendo porque es maduro y está mucho más hecho; sin duda es un goleador”, dijo el argentino a Record.

“Él entrenaba y estudiaba, pero por los horarios que tenía no cenaba. Cuando me contó llamé a sus padres que son maravillosos, les expliqué que él ya era profesional y no podía dejar de cenar, ellos lo entendieron y lo ayudaron, lo que lo fortaleció y se le notó físicamente. “Quería mejorar siempre y se esforzarba, tenía grandes condiciones, era 'parejito' en todo. Hay entrenadores que a los chicos los ven 'verdes', pero a él lo veía completo por eso lo empecé a poner 20 o 30 minutos hasta que en definitiva se ganó un lugar al ser una realidad”, agregó.

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