Marco Antonio Rodríguez es uno de los grandes emblemas del arbitraje mexicano. A lo largo de su carrera, pitó en siete finales (tres encuentros de ida y cuatro partidos de vuelta) y se alzó como el mejor de su generación. Además, participó en episodios de la Liga MX que quedaron para la posteridad.
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En el podcastLa Pelota al que sabe,deTUDN,Chiquimarco reveló que su intención era ser futbolista profesional, dado que jugó en las filiales del Club América y Pumas UNAM. Sin embargo, su mudanza a Nayarit fue la principal causa de que no haya cumplido su anhelado sueño.
“No vengo de una familia arbitral. Yo era futbolista, jugaba en la escuelita de América. Mi papá me llevó ahí y luego fui a Pumas. Luego viene el terremoto del 85 y nos vamos a Nayarit, con 14 o 15 años, para jugar como menor en la Tercera División con Deportivo Nayarit. Allí estaba Nico Ramírez, hermano de Ramón Ramírez. El entrenador me dijo ‘te falta más potencia, ven el siguiente año'”, reveló.
Ese comentario fue finalmente el que lo obligó a desistir de desempeñarse profesionalmente: “En ese año dejé el futbol, me alejé del entorno. En ese entonces, un compañero me invitó a ser árbitro. ‘¿Árbitro? Yo no quiero serlo, no es atractivo’, le respondí”.
Pero, finalmente, se inclinó por la profesión gracias a su compatriota Edgardo Codesal: “En un negocio de mis padres yo veía todo el Mundial 90 (que se jugó en Italia) y de pronto llegó la noticia de que Codesal iba a dirigir la Final de la Copa del Mundo. Fue ahí cuando algo sucedió en mí y me interesé en el tema”.
“Si yo me preparo en el barrio, ‘¿puedo aspirar a dirigir una Copa del Mundo?’, me pregunté. Me explicaron que era muy complicadoy dije ‘ok, voy a ser árbitro. Voy a ir a tres Mundiales y después me voy a retirar”, explicó. ¡Fenomenal historia!