La convocatoria de Johan Váquez y Alan Mozo a la selección de México para disputar el Preolímpico fue celebrada por Luis Quintana. El defensor central nacido en el DF veía una oportunidad única para volver a la titularidad con Pumas en un semestre que le ha sido cuesta arriba.

En lo que va de Guardianes 2021 -incluyendo sus escasos minutos de ayer- apenas ha disputado 113' minutos, lo que representa un bajísimo 10% del total tiempo de juego. A raíz de varias lesiones, y su contagio por COVID-19, el jugador de 29 años ha tenido un papel irrelevante en lo que va de semestre.

 

Con la marcha de Vásquez al equipo de Jaime Lozano, Andrés Lillini apostó por Quintana para cubrir el hueco en la zaga central. Y ayer ante el Atlético San Luis, apenas al minuto 27' de la primera mitad, Luis se lesionó y cayó al engramado de Alfonso Lastras Ramírez con evidentes muestras de dolor.

Los peores pronósticos se vinieron a la mente después de ver las imágenes de la transmisión: tumbado en el césped, y con lágrimas en sus ojos, el cuerpo médico de los universitarios corrió a auxiliarlo. No obstante, a los pocos segundos de ingresar los serviciós de atención, estos solicitaron el cambio de inmediato.

Ya en el banquillo de los suplentes, el desconsuelo de Quintana era evidente. Su llanto reflejaba la impotencia del que quiere pero no puede. Una nueva lesión que se suma a un abánico de infortunios que lo han hecho pasar a un tercer plano en el equipo. Desde Pumas aún no han dado un reporte médico, pero por los gestos del jugador, el tiempo de recuperación podría ser extenso.