111 días sin fútbol es mucho tiempo. Para un aficionado que cada 15 días asiste devoto al estadio a apoyar su equipo, la pausa que produjo la pandemia del coronavirus es mucho más que un mero berrinche producto del fanatismo. Esto es lo que sucedió en las postrimerías del Pumas vs. Cruz Azul en la jornada de ayer en el debut de ambos conjuntos en la Copa por México, cuando uno de los fanáticos de la UNAM se acerco al estadio para entrar a ver el partido.

“Esperaba pantallas o porras para ver el partido. Se me hace mala onda que digan que pueden ingresar al estadio 300 personas y no dejen entrar a la afición, unos pocos para ayudar al equipo. Se me hace mala onda que estemos así”, comentó a los micrófonos del diario El Universal Deportes, Geovanni Romero, el solitario aficionado que pensó iba a entrar al recinto.

Geovanni dijo estar cansado de quedarse en casa y no poder venir al estadio. Según sus declaraciones, cada 15 días asiste a El Pedregal religiosamente para apoyar a Pumas en cada encuentro, por lo que siente que ya es necesario que dejen entrar al público.

“Es necesario. El fútbol distrae un poco. Con unos cuantos que estemos adentro, el estadio es grande y con la sana distancia, como dicen, no pasa nada. Vengo hoy y… pues no, así no gusta”, explicó.

Romero también afirmó sentirse extrañado ante la ausencia de La Rebel, porra oficial de la UNAM. Dijo también querer distraerse tras tanto encierro. Enojado, terminó por resignarse y marchar directo a casa mientras decía: “Ya quiero ver fútbol”.