Dicen que cuando Míchel González llegaba al vestuario de Pumas empezaba un monólogo sobre los aspectos tácticos a mejorar en el equipo sin mediar un saludo previo al plantel. Su salida, además de sorpresiva, no fue tan lamentada como se esperaba dentro de la plantilla, y las viejas rencillas que existían con el ibérico, han desaparecido ante la llegada de Andrés Lillini.

Invictos en el torneo, y con la posibilidad esta noche de colocarse de nuevo como Super Líder, el Pumas de Andrés Lillini destaca por algo: la sintonía que hay desde el banquillo con los que están en el campo. De esto habló el entrenador argentino Mario Sciacqua, quien habla cada semana con su homólogo felino, al que tuvo como auxiliar, entre otros conjuntos, al Olimpo de Bahía Blanca (Argentina).

“Yo presto atención de los futbolistas cuando van al entrenador y no era porque Andrés había ganado seis partidos; en el segundo partido tocaron el silbato para que los jugadores se refresquen y todos estaban alrededor de Andrés, escuchando las indicaciones. Eso es una demostración de liderazgo hacia el entrenador.”, destacó Sciacqua.

Compañeros desde hace muchos años, el timonel que ahora mismo se encuentra sin equipo confesó que ha persuadido a Lillini para que siga al frente de Pumas terminado este torneo. No obstante, sus esfuerzos han sido infructuosos, y destacó que en la mente del entrenador universitario, siguen estando presente las fuerzas básicas.

"Tuvimos muchas charlas y yo le decía: 'Andrés, métele', pero él me decía que volvía a inferiores. Le decía: 'es tu momento'. No sé cómo va terminar todo esto (en Pumas) pero le digo siempre: 'disfruta el momento porque a uno como entrenador le tocan más las malas que las buenas", comentó Sciacqua en una entrevista con Mediotiempo.