Loco, atrevido, diferente y adelantado para su época; son algunas de las palabras que podrían definir a uno de los mejores (si no, el mejor) portero de la historia de Pumas UNAM y de todo México: Jorge Campos.

Nacido en Acapulco el 15 de octubre de 1966, de joven era un amante del futbol y un guardameta excepcional, al punto de que los ojeadores del Club Universidad Nacional quedaron fascinados con él y en 1988 se lo trajeron a México DF para que empezara su ciclo como jugador profesional.

A partir de ese día, Brody, como se le conoce al histórico arquero, empezó a escribir una historia de atajadas monumentales... y goles también.

Además de su enorme capacidad bajo los tres postes, a Campos se le veía con una habilidad única de control del balón y una definición impresionante, digna de un delantero centro, al punto que hubo una temporada que jugó como volante ofensivo y anotó 24 goles, pues pidió al técnico Miguel Mejía Barón la oportunidad de jugar como atacante ante la imposibilidad de desbancar al portero titular Adolfo Ríos.

Pero como guardameta era aún más espectacular, al punto que arqueros de la talla de Peter Schmeichel le colocó el apodo de "el arquero adelantado a la época" y llegó a estar en el top tres de los mejores porteros a nivel mundial.

Todos estos dotes hicieron que Campos se sentara en la misma mesa de los mejores del mundo, llevándose elogios a nivel mundial como las palabras del DT argentino César Luis Menotti quien lo calificó como “el portero del siglo XXI”.

Con Pumas jugó desde 1988 hasta 1995, siendo campeón en la temporada 1990-1991. A partir del 95 jugó en varios equipos de México y otros de la MLS hasta 2001 cuando regresó a lo que siempre fue su casa y terminó su carrera en 2004 con Puebla.

En la Selección Nacional disputó el Mundial Italia 1994,  Francia 1998 y Corea-Japón 2002 y fue parte del equipo que ganó la Copa Confederaciones en contra de Brasil en 1999.