La de Enrique Borja es una historia de amor que no se vio correspondida por la más vil de las razones: el dinero. Es uno de los mejores talentos nacidos en Pumas. Debutó como profesional en 1965 y tuvo cinco grandes años con los felinos en donde destacó su eficiencia de cara al gol. En su etapa con la UNAM, anotó 69 goles hasta que llegaría el momento que definiría su carrera.

En 1969 el América se acercó a las oficinas de Pumas para tantear la posibilidad de enrolar a Borja en sus filas. Ante la propuesta americanista, desde Ciudad Universitaria se vieron resignados a perder su mejor jugador, pero en una muestra de fidelidad y compromiso, Borja se opondría.

El delantero hizo lo que pudo para impedir su pase al Nido, no quería dejar Pumas; incluso se sabe que el propio futbolista fue a charlar con el presidente de aquel entonces, Gustavo Díaz Ordaz, para desestimar la negociación.

Pero el poder del dinero se había hecho presente y no había vuelta atrás. Los del Azteca pusieron 400 mil pesos sobre la mesa y los felinos jamás llegarían a esa cantidad. Solo por dinero es que Borja dejó al equipo que lo vio nacer y del que no quería desprenderse. En unas declaraciones posteriores dejaría asentado un precedente.

“Díaz Ordaz habló con el rector Javier Barros Sierra. Sin embargo, no pudo hacer nada; me tenía que ir al América. Lo que sí conseguí es que mandara una iniciativa de ley para que los jugadores recibieran dinero por los traspasos de venta, dijo Borja al Excelsior

En una reunión posterior con el presidente de Las Águilas, Borja sacaba a relucir su carácter y espetó sin recelos: “No soy un costal de papas”. Al tiempo las aguas se fueron calmando y el delantero volvió a lo suyo: meter goles. Con la playera azulcrema marcaría una época en donde alcanzó tres títulos de goleo (1970/71- 1971/72 y 1972/73).

Ídolo del Chavo. En 1977 colgaba los botines en un partido ante su preferido, Pumas. Aquel encuentro fue el único en el que pudo marcar a su exequipo. Se retiró siendo el tercer máximo anotador en la historia de la Liga con 168 goles. Borja también es conocido por la buena relación que mantenía con Roberto Bolaños, quien siempre lo nombraba en su famoso programa ‘El Chavo del 8’ y gritaba a todo viento: “¡Goooool de Borja!”.