Pumas UNAM estuvo a apenas un penal de ser el primer campeón mexicano de la Copa Sudamericana, si no fuera por la gran noche que tuvo en la final de vuelta el portero de Boca Juniors Roberto Abbondanzieri.

Por aquel entonces, el Club Universidad Nacional venía de ser bicampeón de la Liga MX al ganar el Clausura y el Apertura 2004, con un plantel que tenía como principales figuras a Sergio Bernal, Leandro Augusto, Joaquín Botero y Bruno Marioni.

 

Pumas ocupó una de las tres plazas que CONMEBOL otorgó a CONCACAF como invitados del certamen, en el que accedió a la fase definitiva gracias a los triunfos en octavos de final sobre The Strongest de Bolivia por un global de 4 a 3, en cuartos ante Corinthians de Brasil por 4 a 2 y semifinales frente a Vélez Sarsfield de Argentina por 4 a 0.

Así llegó al cruce del 6 de diciembre del 2005 en el Estadio Olímpico Universitario, noche en la que igualó 1 a 1. Del lado de Boca marcó Rodrigo Palacios, mientras que para el elenco que dirigía Miguel España anotó Joaquín Botero, para cerrar un resultado que dejó sabor a poco por un mano a mano inmejorable que, minutos después, Ismael Iñiguez falló increiblemente.

12 días más tarde, el Universitario sorprendería en la mítica Bombonera frente a un rival que era el campeón defensor de la competición, que se había coronado en el fútbol de Argentina entre semana y que arrastraba victorias recientes en varias ediciones de torneos internacionales de fuste como la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental, por lo que, al cabo, se planteaba altamente como el favorito.

Ese 18 de diciembre, La 12 creía que Boca se llevaría fácil la Copa Sudamericana al festejar el gol de Martín Palermo a los 31 minutos del primer tiempo. Pero el Auriazul nunca bajó los brazos e igualó el encuentro con un lanzamiento desde el punto del penal que Bruno Marioni transformó en gol a los nueve minutos del complemento, forzando así, la definición por la misma vía de la igualdad.

Si bien el desenlace fue esquivo para Pumas, los hinchas Xeneizes sufrieron como ni siquiera lo habían hecho ante el Real Madrid en 2000 o con el Milan en 2003 en las definiciones del hoy conocido como Mundial de Clubes.

En los penales los ídolos del conjunto argentino Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo no pudieron con Sergio Bernal. Sin embargo, Roberto Abbondanzieri tuvo su momento de gloria al tapar los disparos de Leandro Augusto y Joaquín Beltrán, y aprovechar el yerro de Gerardo Galindo para patear, convertir y desahogarse por el apriete que les generó Pumas UNAM.