Sin dudas, Enrique Borja es uno de los mejores delanteros de la historia del futbol mexicano. Y, como tantos otros excelentes futbolistas, éste también se forjó en las Fuerzas Básicas del Club Universidad Nacional, institución en la que se transformó en ídolo rápidamente y de la que lamentablemente tuvo que salir en contra de su deseo.

Enrique David Borja García nació el 30 de diciembre de 1945 y arribó a Pumas UNAM a los 17 años tras brillar en un combinado juvenil. Un reclutador de talentos puso la mira en él y lo llevó a CU, en donde rápidamente pudo tener su debut en primera división. Bajo la dirección técnica de Renato Cesarini, el delantero se convirtió en uno de los primeros jugadores en darle forma al plan integral de juveniles que había comenzado el club hace poco tiempo. El mismo, posteriormente, se conoció como "Cantera".

El oriundo de CDMX vistió la playera de la Universidad hasta 1969, cuando fichó por el Club América en un traspaso más que polémico del que hablaremos más adelante. En su paso por el Auriazul, Borja anotó 69 goles (es el octavo máximo goleador en la historia de la institución) y fue subcampeón en la temporada 1967/68 de Liga MX. A pesar de que no conquistó ningún título, no hay dudas de que le alcanzó para ser un verdadero referente de Pumas. Y esta condición creció a la hora de su salida.

Su polémica ida al América

En 1969, Enrique Borja abandonó la UNAM para jugar en el América. Este fue uno de los fichajes más polémicos en la historia del futbol mexicano, ya que el delantero no quería irse del Auriazul bajo ningún concepto. Las Águilas realizaron una oferta tentable (más de 1 millón de pesos según Borja) que fue aceptada por la directiva de Pumas, por lo que "obligaron" al jugador a mudarse. 

El caso llegó hasta los tribunales laborales, pero el fallo no se dio en su favor y Enrique tuvo que jugar para el Azulcrema. Él mismo se encargó de revelar cómo se dio la situación en diálogo con Excelsior en 2019: "Terminaba mi contrato y solicité aumento de sueldo al presidente de Pumas, Andrade Pradillo. Me dijo que no me iba a aumentar nada. Un día publicó un diario que el doctor Andrade había dicho que si Pumas me aumentaba un centavo, él se iba. Me dirigí a los directivos en una junta y le pregunté al doctor si esa declaración era cierta. Me dijo que sí".

"Le contesté que firmaría el contrato sin aumento, si él presentaba su renuncia. Me pidieron que saliera de la sala. Después, el presidente declaró que yo estaba fuera. Un día me habla para limar asperezas, me dice que seguiría con Pumas, que me iban a dar un aumento razonable. Pero también me dijo que Guillermo Cañedo, presidente del América y de la FMF, quería comer conmigo. Lo fui a ver, comimos y saca un papel de su bolsa, me pide leerlo. Era un contrato de Pumas firmado por Andrade Pradillo, cediéndome al América. Le dije a Cañedo que yo no era un costal de papas", sentenció Borja.

Su participación en la Selección Mexicana

A su corta edad de 20 años, Enrique Borja fue titular en el Tri que disputó el Mundial de Inglaterra 1966. Allí México se despidió en primera ronda tras 3 partidos para el olvido, pero él anotó el único tanto del equipo. Fue ante Francia, en la igualdad 1-1 por la primera fecha. 

Enrique Borja siguió siendo un elemento clave para la Selección Nacional a pesar de ser joven, a tal punto de convertirse en el máximo goleador de la historia en mayo de 1969. El trono le duró hasta 1997, cuando Carlos Hermosillo le quitó el privilegio y superó los 32 goles. En el Mundial de 1970 también fue tenido en cuenta (no marcó goles) y, evidentemente, no llegó a disputar 3 torneos de esta índole porque el Tri no se clasificó al de 1974.

El Chavo del 8 lo tenía de ídolo

El inolvidable Roberto Gómez Bolaños dejó en claro a lo largo de su exitosa carrera artística que tenía una debilidad por Enrique Borja. De hecho, en su personaje del Chavo constanemente jugaba a "ser Borja" con la pelota en los piez y cada vez que marcaba gritaba "Gol de Borja". Sin dudas, marcó una era en el futbol mexicano.