Nunca se imagino que una pequeña molestia le causaría tal grado de desazón. Y no fue porque el golpe lo postrara tras un dolor insoportable, o porque los servicios médicos diagnosticaran una lesión incurable; al contrario, a base de hielo y reposo su dolencia sanaría en cuestión de días. Pero Luis Quintana no contó con Johan Vásquez, quien en su ausencia le arrebató su puesto en la zaga de Pumas.

Andrés Lillini empezó el torneo con cautela, con una línea de cinco defensores que resguardara con la mayor cantidad de efectivos las arremetidas en contra del arco de Alfredo Talavera. La jugada le salió bien, y Pumas obtuvo buenos resultados a pesar de que el juego desplegado quedó mucho a deber. Quintana y Vásquez, eran titulares.

Siguieron pasando las jornadas y el equipo fue trasmutando: con algunas mejoras en el desempeño, el dibujo táctico también fue cambiando. La línea de 4 dejaba mayor espacio para la generación de juego y los felinos se hicieron más ofensivos. Con las últimas dos jornadas como colofón, ahora resultado impensado que el técnico argentino vuelva a su idea de poner a cinco escuderos frente a su arco.

Para pesar de Luis Quintana, quien jugó sin preocupación las primeras jornadas, este nuevo esquema lo deja relegado al banquillo. Tras una lesión que lo apartó del equipo dos semanas, tiempo en que Pumas ideó el nuevo plan de juego, Johan Vásquez, quien venía jugando pero sin la convicción del que se siente seguro en el puesto, se ha erigido como el nuevo consentido de la afición y es, ahora mismo, el mejor defensor de los universitarios.

“Quintana es buen jugador, pero jugará el que esté mejor”, aviso Lillini en rueda de prensa tras la goleada 4-1 al Puebla. Sus palabras invitan a pensar que el defensor de 28 años debe remar a contracorriente para recuperar la brecha que abrió el zaguero de 21… quien además, marcó un tanto en la última jornada y formó parte del Mejor Once de la fecha.