La confianza es algo indispensable en el futbol. Saber que un equipo tiene la moral en alto es indicio de que se puede hacer un gran torneo.

Esto se vivió en la temporada 2007, específicamente en el Torneo Apertura de ese año, el cual terminamos de excelente forma el torneo obteniendo el subcampeonato que, pese a no haber sido campeones, el club dejó un gran y bonita marca en nuestra memoria.

En esa temporada tuvimos que jugarnos la clasificación a la Liguilla ante Tiburones Rojos de Veracruz por la jornada 16 del Torneo, en un partido complicado ya que el equipo tenía una serie de compromisos consecutivos y las piernas ya empezaban a mermar.

Pese a eso, el equipo liderado por nuestro delantero argentino Esteban Solari concretó un hecho histórico: nuestra segunda mayor goleada en la historia venciendo 8 goles a 0 a un equipo que, al igual que hoy, no demostró nada durante todo el campeonato.

En esa época, se veía a un Pumas bien engranado y con ganas de comerse el mundo. En este partido lo hicieron.

Pablo Barrera, Esteban Solari y Leandro Augusto, en a penas 17 minutos, ya marcarían los tres primeros goles para que  Ignacio Scocco se encargara de anotar el cuarto antes de irnos al descanso.

En la segunda mitad, Solari marcó su triplete mientras que Barrera y Scocco marcaron su doblete para culminar el partido a penas al minuto 57, cuando ya el equibo bajó las revoluciones ante la inminente humillación al rival.

De esta historia se deben reflejar nuestros jugadores, quienes este domingo se enfrentan a un equipo vapuleado moral y futbolísitcamente. No es lograr nuevamente una goleada de esa magnitud, pero un buen juego sumado a un gran resultado podría funcionar de trampolín para salir de la pequeña crisis en la que nos encontramos.

Recordar es vivir y soñar con un mejor presente, también.